LA MADERA VUELVE
Bajo el grito de: ¡»esto es la guerra, traed madera, traed madera»! Groucho Marx solicitaba al resto de sus hermanos Harpo y Chico, combustible para una locomotora de vapor del viejo Oeste Americano. Los villanos habían robado en el tren y este se encontraba sin carbón para continuar el viaje e intentar recuperar el botín.
Pese a que el ferrocarril representaba la modernidad y el progreso, lo cierto es que la dependencia al carbón hacia vulnerable esta fantástica y revolucionaria máquina.
La escena de una película de 1940, está ambientada a finales del siglo XIX y representa en la actualidad (y lo hará mucho más en el futuro) como una vez más la madera puede salvarnos.
Ha acompañado al ser humano desde su aparición como especie. Fueron los árboles nuestros primeros hogares y fueron las ramas nuestras primeras herramientas. Descubrimos el fuego por la madera, nos calentó del frío, nos dió sombra y nos iluminó en la noche.
Tal y como dice Mitchell Beazley en uno de sus libros sobre:
…todo lo que la humanidad debe a sus arboles y a su madera. No existe otra deuda más antigua y mayor que ésta.
Se entiende porque nos sentimos tan a gusto rodeados de objetos de madera. Nacemos y tenemos nuestra cuna de madera, morimos y descansamos junto a nuestro ataúd de madera, que nos acompañará para siempre.
Cuando una persona tiene cualidades excelentes en una actividad concreta, domina con talento una profesión o una afición, se dice de ella que tiene madera. Fulanito tiene madera de artista, madera de escritor…
Antes de la aparición de los nuevos materiales y el desarrollo de la metalurgia, todo era de madera. Casas, empalizadas, máquinas de guerra, carromatos, molinos, telares… El mayor barco de madera jamás construido, estaba formado por más de 3.000 toneladas de madera. Juanelo Turriano, relojero de Felipe II, construyo a orillas del río Tajo un artilugio inspirado en la maquinaria relojera de la época, capaz de elevar el agua del río hasta el alcázar, salvando un desnivel de 100 metros. Nuestro primer avión fue de madera.
Cuando un ambiente decimos que es frío, como los hospitales o las fábricas, es por la ausencia de madera. Aun cuando este material ha sido desplazado por otros más económicos, o más fáciles de obtener, solemos darles una apariencia de madera, imitando su color, su veteado y su tacto.
La elegimos para todos los mangos de herramientas y utensilios, para ayudarnos a bajar escaleras, para aprender a escribir y a pintar con nuestros lápices de colores. Durante algunas décadas, hemos visto cómo ha ido perdiendo protagonismo, a modo de material de construcción, como materia prima en la fabricación de muebles y objetos cotidianos y como soporte industrial para la fabricación de vehículos y máquinas.
La madera es un material caro, requiere o de grandes instalaciones para su procesado o de grandes artesanos para suplirlas. La madera ha pasado de moda en gran parte de sus aplicaciones, igual que lo hicieron otros materiales naturales como la piedra o las fibras vegetales. Las carreras universitarias tratan la madera en su aspecto botánico. La ingeniería, la arquitectura, la informática o la carrera espacial, no necesitan madera.
Pero hay quien piensa que la madera regresa para estar otra vez en la cresta de la ola, para estar de moda en los ambientes más selectos, para recuperar objetos olvidados que en su día perdieron su esplendor. Cada vez adquieren más prestigio, gracias a la investigación de otros países, elementos construidos con madera como puertas, ventanas y mobiliario clásico y la última moda-paranoia, construir rascacielos de madera.
!La madera, vuelve!
Y lo hace por si sola, y lo ha hecho durante millones de años, mucho antes de que existiera el ser humano. Y vuelve porque es un recurso que se renueva por sí solo, al contrario que otros materiales que terminarán por agotarse.
Imagen de : ThomasWolter
Inevitablemente vuelve, pero para salvarnos como especie y a nuestro planeta. Vuelve para quedarse, para ocupar el lugar que nunca debió de perder. Porque este mundo no puede respirar más y los que en el habitamos tampoco. Porque las especies se extinguen, los polos se derriten y los desiertos avanzan. La madera vuelve para salvarnos como nuestra madre que es. Necesitamos más árboles que nunca, necesitamos revertir el efecto invernadero y detener el calentamiento global y la forma más urgente es plantar más bosques, más selvas, menos materiales sintéticos, menos hormigón, más energías renovables, más plantas y menos asfalto.
Cuando queremos ahuyentar la mala suerte, invocamos a la madera, como si se tratara de nuestra protectora madre. ¡Toca madera!
Rodeados de madera nos sentimos como en casa, como en nuestra primera casa.
¡Traed madera!
Más madera por favor.
„Y ajústate los machos, respira hondo, traga saliva, toma carrera, y abre la puerta, sal a la calle, cruza los dedos, toca madera. “
Joan Manuel Serrat cantante español 1943. Canción: Toca madera.
El texto de esta página es la introducción al libro: (MF0174_3) Definición y desarrollo de proyectos de carpintería y mueble.
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